marzo 28, 2024 10:14 pm

FOTO: RUBEN FIGUEROA

Itzel Porras y Luis Carlos Rodríguez

Escuintla, Chiapas.- María, hondureña, se quita poco a poco los tenis deshechos, con gestos de dolor busca cómo curarse las heridas de los pies llenos de ampollas, están destrozados por el recorrido que ha realizado desde Centroamérica. Se encuentra en el municipio de Escuintla, Chiapas y se dispone a descansar para después continuar con su recorrido rumbo a Estados Unidos.

Ella forma parte de una de las caravanas migrantes que llegó a la frontera de México el 12 de abril. Salió de su país por falta de oportunidades, tiene 18 años y ha dejado un bebé con su madre. No tuve otra opción, no tenía para darle de comer”, menciona. Ella sabía de los peligros del viaje, por lo cual optó por no llevar a su hijo. “Cuando llegue a Estados Unidos mandaré a traerlo”, comenta.

Junto con miles de mujeres que cruzan la frontera sur de México para buscar llegar a Estados Unidos, forman parte del fenómeno conocido como “maternidad transfronteriza”, es decir madres de familia que huyen de sus países, que en ocasiones dejan a sus hijos encargados con familiares o que están migrando en busca de la reunificación familiar.

De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, casi la mitad de los migrantes en el mundo son mujeres y niñas. Y, cada vez más, las mujeres migran solas o como cabezas de familia.

Aproximadamente 250 millones de personas son migrantes internacionales, personas que dejan sus países de origen para buscar una oportunidad o seguridad. De estas, casi la mitad son mujeres y niñas.

Parte de este desplazamiento está impulsado por conflictos. En el caso de María proviene del llamado “Triángulo del Norte”, conformado por Honduras, El Salvador y Guatemala, inmersos en conflictos sociales, guerras de pandillas, pobreza y altos niveles de inseguridad. En la actualidad una cifra récord de personas han dejado a la fuerza sus hogares.

Rominda Caballero, de 20 años y madre de una niña de dos años, comentó que migrar es su única opción porque en su país “ya no aguantamos la pobreza, no hay trabajo…hemos caminado mucho, ya tengo llagas en los pies y me lastime el tobillo” por las caminatas que hemos realizado.

En México el éxodo migrante conformado principalmente de mujeres, niñas, niños ha sido sometido a un doble discurso de un supuesto respeto al libre tránsito y respeto a los derechos humanos por parte del nuevo gobierno. En la realidad han sido sometidos a persecuciones, detenciones, maltrato y optar nuevamente por viajar por rutas más peligrosas, expuestos al crimen organizado, a las bandas de traficantes, a violaciones, al tren conocido como “La Bestia”.

“Parte de este éxodo migrante son niñas, adolescentes y mujeres centroamericanas y caribeñas que están siendo obligadas por el gobierno mexicano a tomar una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo”, dijo el vocero del Movimiento Migrante Mesoamericano, Rubén Figueroa.

Karol Rodríguez perdió a sus dos hijas, cuenta que fueron subidas al carro de la Policía Federal en uno de los operativos montados por el gobierno mexicano. “Ellas ya no podían caminar, no aguantaban”, señala. Las autoridades le informaron que llevarían a las niñas a el municipio de Mapastepec, pero al llegar al lugar no encontraron a nadie.

La ONU señala que las mujeres, cada vez más, migran por su cuenta o como cabezas de familia. Esta tendencia representa una oportunidad clave para su independencia económica y empoderamiento.

Sin embargo, las migrantes se enfrentan a riesgos importantes, como la explotación sexual, la trata de seres humanos y la violencia.

“Todos los migrantes son vulnerables al abuso y la explotación, pero las migrantes se encuentran especialmente en riesgo. Las mujeres y las niñas representan el 71 por ciento de todas las víctimas de trata de seres humanos”, según un informe de 2016 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

El aumento de la feminización de la migración en los últimos años, ha generado la transformación de las familias de mujeres que ante la pobreza se ven obligadas a dejar su país de origen, transformando la relación que sostienen con sus hijas e hijos a lo que las y los especialistas llaman “maternidad transfronteriza o transnacional”.

La investigadora de la Universidad de Arizona, Raquel Rubio Goldsmith dijo a The Exodo que cada vez más mujeres solas y con niños están cruzando migrando desde Centroamérica para buscar cruzar la frontera entre México y Estados Unidos sin documentos, por zonas peligrosas como el desierto, lo que también ha detonado el número de muertos.

“Estados Unidos, al militarizar la frontera, al establecer leyes más severas en materia de migración, rompió el circulo que existía en los flujos migratorios, donde los mexicanos y centroamericanos, padres de familia, hermanos iban y venían cada año a trabajar y regresaban a México. Hoy las mujeres y niños están desesperados buscando la reunificación familiar y en ese intento están emigrando y muchos mueren”, apuntó.

La especialista en estudios de la Frontera México-Estados Unidos, dijo que en el fondo “la migración es una actitud bastante revolucionaria de las mujeres y de los niños, ante la necesidad de reencontrarse con sus esposos, padres o hermanos”.

Sumado a ello, expuso que la división de las familias a causa de las deportaciones de madres y padres mexicanos y centroamericanos afecta a por lo menos tres millones de niños estadunidenses de origen hispano, lo cual ha originado el fenómeno llamado maternidad transfronteriza, destacan estudios de la organizaciones no gubernamentales estadunidenses.

El aumento de la feminización de la migración en los últimos años ha generado la transformación de las familias de mujeres que ante la pobreza se ven obligadas a dejar su país de origen, transformando la relación que sostienen con sus hijas e hijos a lo que las y los especialistas llaman “maternidad transfronteriza”.

www.thexodo.com

www.movimientomigrantemesoamericano.org

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