abril 23, 2024 11:52 pm

TAL CUAL

Luis Carlos Rodríguez González

Las radiodifusoras indígenas y comunitarias se han convertido en una “piedra en el zapato” y una voz crítica para gobernadores, alcaldes, caciques e incluso el crimen organizado, ya que en muchas regiones del país son el medio de comunicación que lo mismo alerta sobre situaciones de riesgos climatológicos, anuncios sobre programas de salud, sociales y educativos, festividades, noticias sobre esas regiones, en el país y en el mundo, todo en lenguas indígenas.

Actualmente sobreviven menos de una veintena de estaciones del Sistema de Radiodifusoras Culturales Indigenistas (SRCI) dependientes de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). La más antigua y que transmite de una de las zonas más pobres del país es “La Voz de la Montaña” que en 1979 empezó a transmitir desde Tlapa, Guerrero, en lenguas náhuatl, mixteco, tlapaneco y amuzgo.

Conocí de cerca la labor que realiza la “Voz de la Montaña” en 1994, cuando como enviado a cubrir el proceso electoral a La Montaña de Guerrero, me tocó conocer a locutores indígenas y trabajadores del entonces Instituto Nacional Indigenista (INI) quienes transmitían noticias sobre la jornada comicial, recomendaban no “vender” su voto a cambio de despendas o costales de harina y denunciaban a caciques del PRI que operaban en pueblos empobrecidos como Metlatónoc, Alcozauca y Malinaltepec.

Tres días antes de aquella elección de julio del 1994, donde ganó Ernesto Zedillo la Presidencia de la República, se robaron el transmisor de “La Voz de la Montaña” para que no siguiera alertando sobre la compra de voto, la operación de “caciques” que con camiones de Diconsa, el mismo día de la elección, recogían credenciales para votar a cambio de despensa con frijol y harina. Una vez pasados los comicios “apareció” como por arte de magia el transmisor de radio a unas calles de la estación.

Esto viene a cuento por lo ocurrido hace unos días a la locutora del Sistema de Radio y Televisión de Guerrero (RTG), Marcela de Jesús Natalia, quien fue herida por impactos de bala de personas desconocidas, cuando salía de la estación de radio en el municipio de Ometepec en la Costa Chica.

Marcela de Jesús Natalia es originaria de Xochistlahuaca, quien se desempeña como locutora en Radio Guerrero. Hasta el momento la Fiscalía de Guerrero, tan ocupada en la cuota diaria de ejecutados, levantados y secuestrados en ese estado, no ha informado sobre los responsables de este atentado en contra de la comunicadora indígena.

Es obvio que estos espacios en medios de comunicación indígenas y comunitarios, se han convertido en muchas regiones en los únicos que tienen una visión crítica, local, regional, sobre los graves problemas de violencia, inseguridad, pobreza extrema y corrupción que afecta a amplias zonas del país, en este caso en el estado de Guerrero.

El atentado contra Marcela de Jesús no ha sido objeto de pronunciamientos ni por parte del gobernador del estado de Guerrero, Héctor Astudillo, ni mucho menos por parte de la Secretaría de

Gobernación o de la Presidencia de la República. Desprecio absoluto por la comunicadora de la etnia amuzga.

Ya desde la Reforma en Telecomunicaciones se percibía un “tufo” del desprecio por parte del gobierno federal y de los legisladores hacia las radios indígenas y comunitarias que se estima son más de 70 en México, las cuales por décadas han servido para divulgar nuestra diversidad cultural, reflejar la identidad, los hábitos y las costumbres de un país plural, pero también para denunciar las injusticias, desigualdades, delitos electorales y en años recientes advertir sobre la inseguridad y el crimen. Tal Cual. www.theexodo.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *